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martes, diciembre 17, 2019

Photos by Bokanev





El trabajo de Bokanev siempre nos ha parecido una auténtica pasada y cuando retrata el mundo del ciclismo se sale.

jueves, junio 01, 2017

Charly Wegelius Gregario | & Tom Southam



Vivo con miedo, y probablemente esta sensación es lo que me motiva a comportarme de un modo correcto la mayoría de las veces porque en realidad, estoy cagado de miedo.
Cuando supe, y me refiero a cuando supe de verdad, que iba a convertirme en ciclista profesional, estaba en el rodillo, justo antes de disputar los Mundiales Contrareloj Sub-23 en Verona, en octubre de 1999.
En ese campeonato siempre hay un runrún porque la categoría sub-23 está llena de corredores que van locos por pasar a profesionales. Es la culminación de la corta vida de una gran parte de esos jóvenes que, debido a su inexperiencia, se implican mucho emocionalmente con todo lo que los rodea. Se trata, pues, de un acontecimiento impregnado de una tensión inevitable.
La competencia por llegar al mundo profesional es feroz, y una contrareloj no es como una prueba de carretera, en la que puedes rodar al amparo de un grupo de compañeros de equipo antes de empezar. En las prueba contrareloj todo el mundo calienta individualmente en rodillos, a pocos metros de los chicos con los que llevas compitiendo todo el año; corredores hacia los que has desarrollado, de forma consciente o no, una profunda antipatía, sin tan siquiera conocerlos. Todo el mundo siente envidia de todo el mundo.
Odio ese tumulto: la prensa, los agentes, los demás corredores y toda la mierda que arrastran consigo las grandes expectativas. Pero ese día, mientras empezaba a calentar rodeado de mi séquito de ayudantes y observadores, vi a dos hombres vestidos con chaqueta azul que se abrían paso hacia mi. Las chaquetas lucían el estampado de los cubos multicolor del logotipo de Mapei, lo que permitía que cualquier aficionado al ciclismo identificara al instante como patrocinadores del equipo ciclista profesional Mapei, el más grande e icónico de la época.


Lo tengo claro; Pedro está empeñado en que mi cultura ciclista aumente mes a mes. Y la verdad es que con este tipo de libros cada día se un poquito más de este duro y peligroso deporte. Y me quedo con este párrafo de la lectura: "Durante once años fui ciclista profesional. Competí en las carreras más duras que existen. Los mejores equipos me querían en sus plantillas y me pagaban bien. Aprendía a sufrir y a darlo todo, pero nunca gané nada. Estaba ahí solo para ayudar".

martes, agosto 09, 2016

Despertar…




Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar 
(Antonio Machado) 

Esta semana queríamos empezar con una cita que para nosotros a partir de el domingo ha cobrado mucho significado. Este año damos por terminada la temporada de ciclismo; no sabemos que pasó pero tan poco queremos adivinarlo, dicen que ha sido una mala coincidencia y no me gusta cuando la suerte no esta de mi lado y menos en las carreteras. El próximo año Dios dirá. Gracias por haber estado ahí cuando se os necesitaba… y en especial a ti Isi.

jueves, junio 04, 2015

Mañana salimos | Jean Bobet


 Sé muy bien que no sirve de gran cosa. Y además, es risible. Pero es así. Aunque la alusión a De Gaulle sea incómoda, no sé decirlo de otra manera. Durante toda mi vida me he hecho una determinada idea de la bicicleta. Esta idea personal, no mayoritaria en el microcosmos ciclista, no facilitó el curso de mi breve carrera como corredor. Pero no me ha impedido vivir con aplicación, con placer o con dolor, pero siempre con pasión, una experiencia que lamentaría haberme perdido. Cincuenta años depués es aquel periodo de mi vida el que más a menudo y más intensamente nutre mis recuerdos.
Fui un ciclista particular. De entrada, era una curiosidad etiquetada de intelectual. Estaba escrito en mi cara: llevaba gafas. Y además, era el hermano del otro. Todo el mundo lo sabía: Louison Bobet era el campeón.
Estas singularidades no me convirtieron en un corredor marginal -vivía feliz en el seno del pelotón-, pero sí en un corredor aparte. Es cierto, por ejemplo, que sumaba muchas más preocupaciones que éxitos, cosa que no se consideraba entonces, ni tampoco ahora, un punto positivo en el árido mundo de la competición. Pero también es verdad que mi posición particular me ofrecía unas condiciones de observación privilegiadas…


Pedro lo está intentando pero no hay manera que un libro de ciclismo, de momento, me atrape por completo. Hace tiempo me dijo que el libro de los hermanos Bobet lo haría. Pues no ha sido así; te entretienen, te cuentan cosas interesantes relacionadas con el mundo del ciclismo, pero en ningún momento te abrazan como un bueno libro. Tendremos otra conversación a ver cual es el siguiente.