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sábado, agosto 01, 2015

El niño 44 | Tom Rob Smith



Como María había decidido morir, su gato tendría que arreglárselas solo. Ella ya se había ocupado de él mucho más de lo razonable. Hacía tiempo que las ratas y los ratones habían caído en trampas y servido como comida para la gente del pueblo. Los animales domésticos habían desaparecido poco depués. Todos menos uno, aquel gato, su compañero, que ella había escondido. ¿Porqué no lo había matado? Necesitaba una razón para vivir; algo que proteger y querer…, una razón para sobrevivir. Se había prometido seguir alimentándolo hasta el día que no pudiera alimentarse ella misma. Aquel día había llegado. Ya había cortado sus botas de cuero en tiras, las había hervido con ortigas y semillas de remolacha. Ya había escarbado la tierra en busca de gusanos, había lamido cortezas. Aquella mañana, en un delirio febril, se había puesto a mordisquear la pata del taburete de la cocina, masticando y masticando hasta que las hastillas le salían de entre las encías. Cuando vió huir a su gato, que se escondía bajo la cama, que se negó a aparecer incluso cuando ella se agachó, llamándolo por su nombre, intentando convencerle para que saliera, fue el momento en que María decidió morir. Sin nada que comer y nada que querer.

María esperó hasta la caída de la noche para abrir la puerta. Le pareció que, bajo el manto de la oscuridad, su gato tendría más oportunidades de llegar hasta el bosque sin ser visto. Si alguien del pueblo lo veía, lo cazaría. Incluso en aquel momento, tan cerca de su propia muerte, la idea de que mataran a su gato le desagradaba. Se consoló sabiendo que la sorpresa estaba de su parte. En una comunidad en la que los hombres maduros mascaban puñados de tierra con la esperanza de encontrar hormigas o huevos de insectos, en la que los niños escarbaban la mierda de caballo esperando encontrar cáscaras de grano sin digerir, y las mujeres se peleaban por la posesión de huesos, María estaba segura de que nadie iba a pensar que un gato pudiera seguir vivo.


Con este libro me he quedado fascinado,  las 100 primeras páginas han sido brutales y el desenlace también. Como ejemplo, el fragmento que podéis leer en el inicio del post. Tom Rob Smith es un autor que en todo momento sabe lo que se hace y te va adentrando en una historia sorprendente que te va a atrapar desde el primer párrafo. ¡Un libro superrecomendable!