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lunes, junio 11, 2018

Rendición | Ray Loriga



Nuestro optimismo no está justificado, no hay señales que nos animen a pensar que algo puede mejorar. Crece solo, nuestro optimismo, como la mala hierba, después de un beso, de una charla, de un buen vino, aunque de eso ya casi no nos queda. Rendirse es parecido: nace y crece la ponzoña de la derrota durante un mal día, con la claridad de un mal día, forzada por la cosa más tonta, la misma que antes, en mejores condiciones, no nos hubiera hecho daño y que sin más consigue aniquilarnos, si es que coincide por fin ese último golpe con el límite de nuestras fuerzas. De pronto, aquello en lo que no habíamos reparado siquiera nos destruye, como las trampas de un cazador que nos supera en habilidad y a las que no prestábamos atención mientras nos distraíamos con el señuelo. A qué negar, en cambio, que mientras pudimos también cazamos así, utilizando trampas, señuelos y grotescos pero muy efectivos camuflajes.

Si uno mira con cuidado el jardín de esta casa, sabrá enseguida que vivió tiempos mejores, que la alberca vacía no desentona con el zumbido de los aviones que cada noche castigan no ya esta propiedad sino todas las de nuestro valle. Cuando ella se acuesta intento tranquilizarla, pero lo cierto es que sé que algo se derrumba y que no podremos levantar nada nuevo en su lugar. Cada bomba en esta guerra abre un agujero que no vamos a ser capaces de rellenar, lo sé yo y lo sabe ella, aunque jugamos y nos hacemos los tontos a la hora de dormir, buscando una tranquilidad que ya no encontramos, un tiempo como el de antes. Algunas noches, con tal de soñar mejor hasta recordamos.


Era un libro que tenía muchas ganas de leer y más cuando ví que había sido premiado con el premio Alfaguara 2017. Ray Loriga nos presenta una historia que nos hace reflexionar sobre las sociedades alienadas en las que no existen los secretos. Un relato tierno, conmovedor, donde un personaje rebelde no está conforme con el estatus dominante y no quiere vivir en una ciudad de cristal donde la gente no huele a nada o todos huelen a borrego.

miércoles, abril 16, 2014

Za Za, emperador de Ibiza | Ray Loriga


Sí que sucedió. Y no nunca.
Sucedió exactamente durante el verano en el que de pronto empezó a llover a cántaros sobre las islas Pitiusas y la tierra empantanada de las cañadas bajaba negra y furiosa hasta el mar e incluso las viejas payesas que saben, o al menos presumen de saber, de dónde ha salido cada rana, andaban desconcertadas. Y Dios sabe lo difícil que es desconcertar a una payesa, o distinguir entre dos ranas.
El Papa acababa de renunciar a lo que se suponga que fuera lo que hacía, pero Za Za, nuestro individuo principal, había perdido la fe mucho antes. Era junlio y llovía con inquina.
Tiempo de setas, lo llaman los ancianos de las islas.
Llueven ratas, que diría Za Za.
Cuestión de isobaras… o tradiciones. O política local. O emociones. Subjetivo en cualquier caso.
También afectó a la moda. Y hasta hay quien jura que el yate de un modisto italiano zozobró.
Como bien sabe, o debería saber, cualquier costurera, alrededor de un botón no muy biennhilvanado puede y quiere crecer una jungla. O una tormenta. O el Fin del mundo.


Cuando me enteré de que Ray Loriga sacaba un nuevo libro; me entraron unas ganas tremendas de leerlo. Y lo que me he encontrado es una comedia esperpentica muy divertida. Me ha encantado como este autor crea un personaje crepuscular que ya no espera nada de la vida ni de nadie en particular. Lo único que desea es que pase el tiempo y que llegue lo que tenga que llegar. Y sin comerlo ni beberlo se encuentra sumergido en un absurdo que te divertirá y te hará pasar unas entretenidas horas. Lo único que me decepcionó un poco fue el final, porque me esperaba un giro más brutal. Pero este es un libro en el que lo que menos importa es el desenlace.


sábado, agosto 27, 2011

El Bebedor de Lágrimas por Ray Loriga


Adela es joven, no cabe duda, pero no es eso lo que quiere ser.
Los olmos de Carnwell tienen 200 años, Adela apenas 18, a veces las leyendas protegen a las mujeres más jóvenes, a veces las destruyen; Adela está más que dispuesta a arriesgarse. Dicen que en Carnwell hay palomas negras, pero nadie ha vivido para verlas y luego contarlo. Dicen que en Carnwell las palomas negras llevan el nombre de la muerte. Dicen que hasta los cuervos las temen. La universidad de Carnwell está llena de leyendas que ya nadie cree, pero que en otro tiempo fueron importantes y sin ellas esta universidad no sería muy diferente de cualquier otra en cualquier rincón del mundo.
Creer o no creer es cosa de cada cual, al menos hasta que el pasado no se atreva de nuevo a levantar su espada contra el presente. O hasta que las palomas negras se acerquen…
El primer día del nuevo curso en la universidad de Carnwell, se ignorasen o no las leyendas, tenías sus propias tradiciones y no era desde luego parecido a ningún otro día en la vida de una chica, sobre todo en la vida de una chica de pueblo pequeño como Adela.


Primero he de decir que leí este libro sin saber que pertenecía al género llamado de Literatura Juvenil, lo ley por que el título me encanto y tenía ganas de volver a leer algo de Ray Loriga. Lo que me parece mentira es que este autor haya escrito esto, es como la típica película americana de terror que a los 3 mínutos dejas de ver porque podríamos decir que apesta. Igual estoy equivocado, y a los chavales/as les encanta, espero por el bien de todos que la juventud no tenga el cerebro tan atrofiado para que les interese este crossover. Yo he leído un ejemplar en pruebas, espero que Alfaguara Juvenil no tenga los güevos de publicarlo en serio y siga con la saga. Si me lo cuentan, no me lo creo. Lo único positivo que saqué de esta lectura son los personajes del policía y su madre que sólo imaginármelos me doblo pero igual para apreciarlo hay que ser ya adulto.

lunes, mayo 11, 2009

Tokio ya no nos quiere | Ray Loriga


No nevaba.
Sí nevaba en realidad, pero era nieve de mentira. Astrud Gilberto cantaba delante de un árbol de navidad, por eso la nieve de mentira. Luego la canción se terminaba.
Desde que los periódicos dicen que el mundo se acaba, siento que las canciones son más cortas y los días más largos. He pasado por tu casa pero me han dicho que no estabas, me han dicho que estabas en otra parte, en Tokio.
Hace años que se fue. Eso es lo que me han dicho. No me sorprendería que fuera cierto.
He visto ese extraño vídeo de la Garota de Ipanema en el canal clásico. Astrud Gilberto cantando sin apenas moverse, la nieve artificial, los daiquiris, la banda, las señoritas alineadas junto al pequeño escenario.
La semana pasada, en la feria, vendieron dos coches antiguos, rojos como manos. Estábamos en Phoenix, Arizona, y tu madre escribió algo en la ventana, en el cristal de la ventana y luego lo borró antes de que pudiéramos leerlo.
¿Que crees que hacen todos ahora que no estás? Se reparten tus cosas, imitan tus gestos, deshacen tu cama.
En la habitación del hotel había flores de plástico, doscientos canales en la televisión, una moqueta verde con peces y todo tipo de dibujos fantásticos, estaba cansado y los ojos se me cerraban, así que dormí tres o cuatro horas y luego me desperté, abrí las cortinas y estuve mirando los aviones hasta que se hizo de día.
Vi a tu madre en Phoenix por casualidad y me dijo que deberíamos llevarte flores y yo dije que no, que no deberíamos. Luego subí al hotel, me di un baño, me dormí y después me quedé mirando los aviones.


Hace un par de semanas entré en la biblioteca y sin saber muy bien porque, llegué a la zona de la L y por casualidad cogí este libro, "Tokio ya no nos quiere" de Ray Loriga, el título me pareció precioso. Nunca he leído nada de Ray Loriga pero si que sabía quien era y me interesaba leer algo de él. En este libro se le da mucha más importacia a la manera de escribir que a la trama en si, de hecho, la historia salta de un país a otro o de una situación a otra sin importar el porque. De salto en salto vamos conociendo a nuestro protagonista, lo que le importa o lo que no, lo que recuerda o lo que no… Os imagináis un mundo donde exista una droga legal que sea capaz de borrar parte de nuestros recuerdos, los que nosotros decidamos? Un libro que reflexiona sobre si nuestras vidas son completas si pudiesemos desechar esos recuerdos que no queremos tener. Pero recordad, prima la forma sobre el contenido.