lunes, agosto 27, 2012

El Ídolo Perdido | Douglas Preston · Lincoln Child


Cuenca del Amazonas, septiembre de 1987. A mediodía, las nubes que nimbaban la cumbre de Cerro Gordo se abrieron y dispersaron. En las capas superiores del dosel de hojas, Whittlesey distinguió franjas doradas de luz solar. Algunos animales, probablemente monos araña, se agitaban y ululaban sobre su cabeza, y un guacamayo voló bajo, graznando obscenamente. Whittlesey se detuvo junto a un jacarandá caído y esperó a que Carlos, su sudoroso ayudante, lo alcanzara. -Pararemos aquí. Baja la caja- dijo en español. Whittlesey se sentó sobre el tronco derribado para quitarse la bota y el calcetín derechos. Encendió un cigarrillo y aplicó la punta al bosque de garrapatas que le cubrían el tobillo. Carlos se descolgó una antigua mochila del ejército, sobre la cual iba sujeta una caja de madera. -Ábrela, por favor- dijo Whittlesey. Carlos desató las cuerdas, soltó una serie de pequeños cierres metálicos y alzó la tapa. El contenido estaba protegido por fibras de una planta indígena que Whittlesey apartó para observar algunos objetos, una pequeña prensadora de plantas de madera y un diario de piel manchado. Tras vacilar un instante, extrajo del bolsillo de la camisa una estatuilla diminuta y tallada con gran exquisitez que representaba una bestia. Levantó la figura en su mano y admiró de nuevo la perfección de la talla, su peso anormal. A continuación la depositó de mala gana en la caja, cubrió todo con las fibras y encajó la tapa.


Cuando no sabes muy bien que leer hay ocasiones en que las recomendaciones no son las mejores aliadas. En un principio es una historia que entretiene pero según se van desarrollando los acontecimientos se hace todo demasiado monótono. Lo que si que me ha encantado es uno de los personajes, el agente Pendergast y poco más.

2 comentarios:

Isi dijo...

Lo siento :(

Mork dijo...

ya ;(