sábado, agosto 16, 2008

Un árbol crece en Brooklym


Apacible era la palabra que se habría empleado para describir Brooklym, Nueva York. Especialmente en el verano de 1912. Como palabra, sombrio era mejor, pero no se adecuaba a Wlliamsburg, uno de sus suburbios. Apacible era la única palabra que le convenía, especialmente en el atardecer de un sábado de verano.
Ya entrada la tarde, el sol declinaba sobre el patio en penumbra de la casa de Francie Nolan y sus rayos calentaban la madera roída de la verja. El único árbol que había allí no era un pino, ni un abeto. Sus hojas lanceoladas se extendían por la varitas verdes que irradiaban del tronco como si fueran sombrillas abiertas. Algunios lo llamaban el árbol del cielo, pues allí donde caía su semilla crecía otro que luchaba por llegar arriba. Lo mismo florecía entre cercas que entre escombros; era el único árbol que podía brotar de las grietas del cemento. Se esparcía frondoso, pero unicamente en las barriadas populares.
Los habitantes de Brooklym solían pasear los domingos por la tarde y, caminando plácidamente, llegaban a un bonito barrio, muy distinguido. Cuando vislumbraban uno de esos arbolitos a través de las rejas de una propiedad, sabían que pronto ese paraje se transformaría en una barriada obrera. El árbol lo sabía. Había llegado el primero. Después llegaban los extranjeros pobres que invadían el lugar y las viejas y tranquilas moradas de piedra gris se convertían en pisos, en cuyas ventanas aparecían edredones de pluma puestos a airear; entonces el árbol del cielo florecía. Así era ese árbol: amigo de la gente pobre…


Cuando alguien te regala un libro porque si, es una gozada. La verdad es que Isi no sabía muy bien los libros que leo pero siempre que hablo de ellos aparece por arte de magia el nombre de Paul Auster. Pues éste de Betty Smith es una recomendación del propio Paul:Un libro bellísimo de una novelista maravillosa y olvidada. Sin duda será mi libro del verano del 2008, gracias Isi por regalarme esta joyita.
Un libro conmovedor y honesto, que llega al corazón de la vida… Un árbol crece en Brooklym es una lectura que nadie debería de perderse.

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